La Iglesia del Oratorio está cerrada por obras
En septiembre de 2019 iniciamos una obra de restauración global en nuestra iglesia. Con la pandemia las obras estuvieron paradas varios meses.
Las obras se han retomado y esperamos que terminen en los primeros meses del 2021.
Por este motivo no hay culto, ni misas, ni confesiones en el Oratorio. Queda suspendido, hasta nuevo aviso, todo horario que pudiera circular por la red.
Las obras se han retomado y esperamos que terminen en los primeros meses del 2021.
Por este motivo no hay culto, ni misas, ni confesiones en el Oratorio. Queda suspendido, hasta nuevo aviso, todo horario que pudiera circular por la red.
ARTÍCULOS
Proceso de Santa Teresita de Lisieux: testimonio de Sor María de la Santísima Trinidad y de la Santa Faz
- Detalles
- Escrito por Padre Julio González CO
Sor María de la Santísima Trinidad y de la Santa Faz | ![]() |
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"Un amor desconocido"
- Detalles
- Escrito por Padre Enrique Santayana C.O.
Un amor desconocido
Homilía del del 3 de febrero del 2019
(IV Domingo T.O. – C)
(IV Domingo T.O. – C)
«La caridad no perecerá jamás»
1 Cor 13,8
Quiero empezar comentando las palabras de san Pablo porque suscitan una gran atracción, también entre los no cristianos, pero su sentido queda muchas veces velado.
Hay que referir las palabras de san Pablo a su discurso completo. Viene hablando de los dones del Espíritu Santo con los que Dios enriquece a su Iglesia, como a un Cuerpo Único. Recordad que leíamos el domingo pasado aquella descripción de la Iglesia como un solo Cuerpo. Bien, pues después de hablar de los distintos dones (carismas = gracias) con los que Dios enriquece a su Iglesia, san Pablo viene a decir: y ahora os voy a hablar del don más excelente, la gracia más preciosa. Literalmente dice: «Aspirad a los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente». Esto es, os voy a decir cuál es la mayor gracia de debéis ambicionar y suplicar a Dios. Y entonces empieza a hablar del amor.
El amor es, a un tiempo, un carisma, un don, una gracia de Dios, y también un camino, un camino hacia Dios, la fuente y el fin de todo amor verdadero. San Pablo compara este amor con el conocimiento más profundo: «si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber»; con la fe más entregada: «si tuviera fe para mover montañas»; con la ética más heroica: «si repartiera todos mis bienes entre los necesitados o si entregara mi cuerpo a las llamas». El caso es que al comparar el amor con la fe más prodigiosa o con los gestos más heroicos, el amor sale ganando, es el único camino que llega a la meta, todo lo demás no basta: «si no tengo amor, no soy nada», «si no tengo amor, de nada me serviría». Santa Teresa de Lisieux añadirá: «Los dones más perfectos son nada sin el amor».
Ahora bien, san Pablo tenía mucho interés en que los corintios no confundiesen el amor del que él habla con cualquier amor. Por eso no usó la palabra con la que se solía hablar del amor (eros) entre los hombres de cultura griega a los que se dirige, sino que usó otra palabra (agape), una palabra que ya había sido usada en la ya entonces antigua versión griega del antiguo testamento, pero que en la época de san Pablo había caído en desuso. Usando este agape quería dar a entender que él hablaba de un amor nuevo. No era el amor conocido en toda cultura humana, que por cruel que sea, siempre conoce el amor: el de los esposos, el de los padres e hijos, el de los amigos, el de la patria, el amor lícito o el ilícito, el amor generoso o el impuro…). Él quiere hablar de un amor nuevo, un amor desconocido en el mundo, un amor que no existía en el mundo hasta que Cristo lo trajo del cielo y le dio carne.
1 Cor 13,8
Quiero empezar comentando las palabras de san Pablo porque suscitan una gran atracción, también entre los no cristianos, pero su sentido queda muchas veces velado.
Hay que referir las palabras de san Pablo a su discurso completo. Viene hablando de los dones del Espíritu Santo con los que Dios enriquece a su Iglesia, como a un Cuerpo Único. Recordad que leíamos el domingo pasado aquella descripción de la Iglesia como un solo Cuerpo. Bien, pues después de hablar de los distintos dones (carismas = gracias) con los que Dios enriquece a su Iglesia, san Pablo viene a decir: y ahora os voy a hablar del don más excelente, la gracia más preciosa. Literalmente dice: «Aspirad a los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente». Esto es, os voy a decir cuál es la mayor gracia de debéis ambicionar y suplicar a Dios. Y entonces empieza a hablar del amor.
El amor es, a un tiempo, un carisma, un don, una gracia de Dios, y también un camino, un camino hacia Dios, la fuente y el fin de todo amor verdadero. San Pablo compara este amor con el conocimiento más profundo: «si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber»; con la fe más entregada: «si tuviera fe para mover montañas»; con la ética más heroica: «si repartiera todos mis bienes entre los necesitados o si entregara mi cuerpo a las llamas». El caso es que al comparar el amor con la fe más prodigiosa o con los gestos más heroicos, el amor sale ganando, es el único camino que llega a la meta, todo lo demás no basta: «si no tengo amor, no soy nada», «si no tengo amor, de nada me serviría». Santa Teresa de Lisieux añadirá: «Los dones más perfectos son nada sin el amor».
Ahora bien, san Pablo tenía mucho interés en que los corintios no confundiesen el amor del que él habla con cualquier amor. Por eso no usó la palabra con la que se solía hablar del amor (eros) entre los hombres de cultura griega a los que se dirige, sino que usó otra palabra (agape), una palabra que ya había sido usada en la ya entonces antigua versión griega del antiguo testamento, pero que en la época de san Pablo había caído en desuso. Usando este agape quería dar a entender que él hablaba de un amor nuevo. No era el amor conocido en toda cultura humana, que por cruel que sea, siempre conoce el amor: el de los esposos, el de los padres e hijos, el de los amigos, el de la patria, el amor lícito o el ilícito, el amor generoso o el impuro…). Él quiere hablar de un amor nuevo, un amor desconocido en el mundo, un amor que no existía en el mundo hasta que Cristo lo trajo del cielo y le dio carne.
Homilía del Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C
- Detalles
- Escrito por PADRE ENRIQUE SANTAYANA C.O.
Volver al corazón: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír" |
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Métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad. Por la Dra. Juncal Martínez.
- Detalles
- Escrito por Dra. Juncal Martínez
Métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad | ![]() |
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Homilía del Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C
- Detalles
- Escrito por Enrique Santayana C.O.
"Has guardado el vino nuevo hasta el final" | ![]() |
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