Meditación de Adviento
Ojalá los ojos de todos nosotros se centren en Él, en Jesús. El Adviento nos enseña a suplicar por Él y hacer de Él el deseo ardiente de nuestro corazón. El Adviento es el hálito con que el Espíritu de Dios renueva nuestra inteligencia y nuestra voluntad para levantarnos hacia Cristo. Nos une a la súplica que nació en el corazón de los patriarcas y de los profetas de Israel, muy anteriores al nacimiento de Cristo; la que también hizo suya Santa María y los Apóstoles, contemporáneos del Señor; la misma súplica de los santos llegados después a la Iglesia de todas partes: «Queremos ver a Jesús» (Jn 12,21).
Ojalá los ojos de todos nosotros se centren en Él, en Jesús. El Adviento nos enseña a suplicar por Él y hacer de Él el deseo ardiente de nuestro corazón. El Adviento es el hálito con que el Espíritu de Dios renueva nuestra inteligencia y nuestra voluntad para levantarnos hacia Cristo. Nos une a la súplica que nació en el corazón de los patriarcas y de los profetas de Israel, muy anteriores al nacimiento de Cristo; la que también hizo suya Santa María y los Apóstoles, contemporáneos del Señor; la misma súplica de los santos llegados después a la Iglesia de todas partes: «Queremos ver a Jesús» (Jn 12,21).
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Retiro de Adviento