Conferencia del Padre Enrique Santayana C.O. sobre John Henry Newman. 18 marzo 2011
Ayer por la noche tuve el placer de asistir a la conferencia del padre Enrique Santayana, de la congregación del Oratorio de san Felipe Neri de Getafe, que disertó sobre la figura del beato Newman. La organizó, con algún temor inicial pero al final con merecido éxito, el padre Francesc Novella del Oratorio de Porreres.
La disertación fue brillante y emotiva. Santayana sintetizó la vida compleja de Newman a partir de tres momentos fuertes de su vida: aquellas primeras semanas de verano que se quedó solo, a los dieciséis años, y que supuso su primera conversión; su posterior conversión al catolicismo en plena madurez; y su fase más tenebrosa que culminó en una de sus obras mayores y una auténtica joya literaria, como es la Apologia pro vita sua. Como muy bien explicó el conferenciante, se trataron de tres momentos de crisis personal y espiritual que no pueden tomarse aisladamente, sino que vinieron precedidos de momentos de éxito personal a los que Newman renunció por su inagotable fidelidad a la Verdad.
El inglés fue, no lo olvidemos, un brillante estudiante en su juventud, un intelectual muy influyente en la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX y un esperanzado icono del catolicismo tras su conversión católica, en el siempre hostil ambiente anglicano. Toda esta intensidad vital del itinerario newmaniano fue desmenuzada en una hora que se nos hizo escasa a todos los presentes. Quedaron sin duda muchas cosas en el tintero. La vida de Newman es un testimonio cristiano e intelectual de primer orden. Sin embargo, durante este tránsito terreno, el beato nos legó una ingente obra pastoral, filosófica e incluso literaria, con algunas novelas de tintes en algún caso también autobiográficos. Su rigor intelectual, su particular y premonitoria defensa de la hoy tan en boga lectura de los Padres de la Iglesia, y su clarividencia en el análisis del mundo su tiempo, nos ofrecen una obra no solo interesante sino muy actual. Así, por ejemplo, en la lectura de algunos de sus escritos, en los que critica a ese individuo moderno que aspira a vivir de espaldas a la Gracia, relativizando toda norma moral que constriña su autonomía personal, nada echará de menos el lector actual respecto a otros autores de hoy. En definitiva, creo que para muchos de los que allí asistimos, la conferencia del padre Enrique Santayana será un estímulo para acudir por primera vez o para seguir profundizando en la obra de un hombre de Dios, creo que llamado a tener en este incipiente siglo una relevancia mucho mayor que la que hasta ahora se le ha otorgado. Rogaremos también para que este estímulo se extienda a la comunidad del Oratorio de Porreres y dé continuidad a la iniciativa de ayer, en una acción tan newmaniana como es la de acompañar la Fe a través del camino hacia la Verdad.